Ahora sólo queda dispersar las cenizas que envuelven
las fotografías, no invocar ciertas músicas,
dormir de espaldas a tu cuerpo.
Suicidar los instintos afilados, escribir adiós sin ira,
murmurar una excusa a los espejos que cuestionan
tu ausencia y mis maneras.
tu ausencia y mis maneras.
Arreglar las grietas, vestir de gris el
verano,
acostumbrar la mirada al porvenir,
divagar sobre las manchas de la luna.
Y brindar con la copa de los que te amaron,
para saciar la sed de animal herido
que me ahoga en esta madrugada.