…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

miércoles, 4 de abril de 2012

Atardecía desde la música del viento

Atardecía desde la música del viento,
sonido añejo de arpas y gaitas.
Acomodado en el imán de tu cuerpo,
dispersando mis dedos lentos como soldados
por los pliegues del deseo,
furtivos y enamorados,
siempre a expensas de la palabra definitiva,
la luz se fue apagando, dando paso
al bosquejo de la piel en el beso
y el sexo a la deriva.
Escaramuzas de amor y de despedidas lánguidas
en el tiempo menos presentido de tu ausencia.