…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

viernes, 31 de agosto de 2012

Afuera, adentro


Afuera, 
la lluvia dura, violenta, desatada.
Una solemne oscuridad amiga de sombras.
Viento afilado e impreciso, sin rumbo.
Un mar intuido de crestas plateadas.
Tu esfinge mortificada en el beso de salitre. 
Aves imaginarias de la noche.
Adentro,
El tic tac incisivo de un reloj de piedra.
Un dulce licor fermentado en la espera.
La respiración ensoñadora de un niño.
La música en vinilo del fluído rosa.
Un disparate de horas robadas al sueño.
Una luz interrogante.
Afuera, adentro y los momentos,
eso fuimos, instantes en un tiempo
de deseo que nunca acabaría,
solía decirte sin palabras al merodear
tu cuerpo, mientras tú ensayabas un adiós
presentido en cada poro de la piel que amaba.

martes, 21 de agosto de 2012

Requiem


Más allá de esta noche las cosas tendrán otra forma,
tu olor abandonará la almohada y el aroma a incienso
se hará sutil y finalmente inapreciable, pasará el verano,
las risa de un niño vendrá a tapar los huecos de tu ausencia.
Habrá aires nuevos, del sur, y quizás esparzan las cenizas
del deseo fulminado.
No hay que mirar atrás, de nada sirve conciliar el pasado,
y el futuro se olvidará de nuestros nombres,
los besos serán una ilusión que aguarda intacta en otros labios.
Así pues, que los años te congelen la sonrisa, compañera,
y tu vida sea el trance más amable y llevadero.
Que nunca sepas de dolores más persistentes que un breve adiós,
y el amor no se torne en veleidad. 

martes, 14 de agosto de 2012

La espera


Si pudiera verte ahora, en este instante de dudas y silencio,
te ofrecería mi alma de papel, palabras sencillas que invento cada noche
en que se escurren, lentas, las horas. Y los rostros
no son tu rostro, y cada nombre es la antítesis de tu nombre.
No es fácil amar las estelas de la ausencia, y me levanto de esta silla,
reviso el cortejo de insectos desde mi ventana,
me sirvo agua helada, corrijo la inclinación de un cuadro
y vuelvo a mi asiento, concentrándome en la respiración
y los latidos que me regalan un segundo más de vida,
un renacimiento de los sentidos para sincronizar tus sueños y los míos,
antesala de los días que ya no serán extraños ni tristes.