…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

domingo, 26 de diciembre de 2010

Otros mundos

Ojeo el esperpento de una revista de esas llamadas del corazón. Como si en ese órgano no se concentraran pasión, sentimientos, alma y valor. A cada página descubro que hay otros mundos dentro de éste, mundos exclusivos e idílicos de los que muchos quieren formar parte, aunque sea como mudos espectadores de una belleza desquiciante. Sección enlaces, sección divorcios, sección fulanita nos abre las puertas de su casa en Navidad. Me detengo en una reseña, se anuncia la boda de dos personajes de este inframundo, mi mente no deja de imaginar la escena, similar a otras ya vividas de hijas de presidentes, infantas, infantes e infames. Hace doce años que escribí sobre una de ellas, en un medio alternativo, claro. Ésta es la crónica que nunca se llegará a leer en una de esas revistas. Cualquier parecido con la realidad de nuestros días es pura desesperanza...
Jolgorio, pandereta, mantilla y palmas y que viva la virgen. Cuando miles de trabajadores y trabajadoras abandonan las colas del INEM y la precariedad analfabeta se perfuma con lisonjas de enhorabuena y porvenir, es que a orillas del río Gualdalquivir hay boda de rancio abolengo.
Allí estaban todos, caciques y encacicados, asesinos de toros, tertuliantes malparidos, bajezas reales, obispos de dudoso comportamiento sexual, coplistas de ubres ombligueras y mariquitas estrafalarios. Y sobre todo, a mi pesar, estaba el pueblo desmemoriado, caduco y malandrín, los presuntos hijos de los andaluces de Jaen, los aceituneros en otro tiempo altivos y que, en estos días de fastos, se lanzaron a las calles para disfrutar del orgasmo colectivo que provoca el enlace entre un torero y una niña pija con título nobiliario.
También estaba el ente público, que dicen los cultos, o la televisión nacional que todos pagamos, que digo yo, con toda su parafernalia de cámaras y cables para retransmitir en directo y sin cortes publicitarios un acontecimiento de interés general que entretiene, emociona y forma conciencias aletargadas.
Había carrozas de caballos, como en las cabalgatas de reyes, pero en esta ocasión sus altezas no repartían caramelos y lisonjas entre la adulta chiquillería, sino bendiciones cesaristas y anónimas que entre todos tendrán que repartir, como la sopa de los pobres, que no alimenta pero sacia. Porque el festín nutritivo y sabroso reservado a los afortunados invitados tras la ceremonia, conserva toda la privacidad de los que se sienten exclusivos e irrepetibles.
La idolatría de la masa crea monstruos, al igual que el sueño de la razón. La apuesta por la gente, por su insurrección y liberación final del yugo clasista, sufrió un revés importante con la jodida boda del año. Confiemos en que nuestro estado cateto y redentor no se haya quedado con la copla y vea en estos acontecimientos lúdicos un apaciguador de masas desesperadas y hambrientas, porque de lo contrario todo está perdido.

2:45 AM

Días de necesario silencio, ventanas cerradas ante el estruendo de un espíritu que todos nombran y yo no puedo ver. En mi castillo susurros de jazz para conjurar algún villancico oportunista de un vecino con ganas de restregarnos su alegría o quizá sus miedos –Dexter Gordon al rescate, con su “Until the real thing comes along”…clarividente.-. Y voy tachando fechas del calendario, otro año más, qué nos dejó y qué se ha llevado, siempre el balance y el anhelo de lo venidero, asidos al sueño de Ítaca navegamos, si no vienes serás mi norte, y si estás, a la deriva de tu cintura soy viajero en caminos de invierno.

Nunca prendió la llama en el fuego amigo de la noche en que partimos hacia el porvenir, a qué distancia quedó del siempre, pólvora mojada de un fogonazo en la espalda que anunciaba el renaissance de moi en vous, y más música, “en tu silencio habita el mío, y en alguna parte de mi cuerpo habitó un trozo de tu olor…”


jueves, 9 de diciembre de 2010

Lo que dio de sí el puente

Goteras encima de mi cama, una muerte esperada pero irreconocible en el entorno de alguien terriblemente cercano, el silencio previsto, la primera conversación con mi hijo sobre chicas, comida casera, dos sueños inconfesables de una tacada, una extorsión a Vodafone -el cliente siempre tiene la razón-, incertidumbre e impotencia en el Sahara, viento, un arco iris majestuoso, el dichoso Atleti, el runrun de la lavadora, la cicatrización de una herida visible y la metástasis de otra invisible, la aceptación del invierno desde mi ventana, táctica y estrategia, el cerco de la Navidad y sus muñecos trepadores en los balcones, el viaje a ninguna parte (Bunbury), el desorden de tu nombre (Millás) y la tentación de existir (Cioran).

domingo, 5 de diciembre de 2010

En resumen


Unos pocos miran al cielo pidiendo generosa lluvia; otros, ver aviones que oculten el sol para alimentar la ilusión de una huida; algunos buscan una luna escurridiza que les amamante; y todos esperan poseer el secreto no revelado del encantamiento.
Yo sólo dejo pasar las horas mecido en los acordes de Vetusta Morla, y encuentro las respuestas que ya formaban parte de mís propias sombras, solos, cerrados por dentro, afuera están los otros...

Vetusta Morla - "Un dia en el mundo" videoclip

martes, 30 de noviembre de 2010

Afuera y adentro

Afuera: Una lluvia dura, violenta, desatada; una solemne oscuridad amiga de sombras; un viento afilado e impreciso, sin rumbo; un mar intuído de crestas plateadas; una esfinge mortificada en el beso de salitre; aves imaginarias de la noche.
Adentro: el tic tac incisivo de un reloj de piedra; un vaso de ron sin hielo sellado a mis dedos; la respiración ensoñadora de un niño; la música sublime en vinilo de Pink Floyd, hey you, out there in the cold, getting lonely, getting old, can you feel me...; un disparate de horas robadas al sueño por un gesto de renacimiento; una luz interrogante. Y en mi cabeza, los versos de María Elena Walsh, los mismos que garabateé una madrugada de hace diez años, minutos después de la muerte de una abuela que me decía "pájaro" y "Rafi", en su sano delirio de alma errante y cercana al secreto de la eterna permanencia.

"Darle cuerda al amanecer, empujar un poco al sol,
al buen día meterlo en casa.
Silba la calandria y nos sorprende en vela,
amuchados, con ganas de seguir.
Estación claridad, vamos llegando".

Buenas noches a todos, mariposas y difuntos.

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viernes, 26 de noviembre de 2010

Last call

Hace años que no voy a ninguna parte.
Hace años que no viajo sino en mí.
Y me desplazo sin equipaje ni mapas,
arañando pedazos de luna y mareas blancas.
Después regreso intacto y peregrino,
con una colección de fotos y despedidas emboscadas
que me dejan postrado en la somnolencia tibia,
y soñando con un meeting point at your side.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Breve apunte para un miércoles

La vida es una carrera de horas, de días por venir, esperando que algo excepcional suceda y dé sentido a la inexplicable existencia. Y de cómo lo increíble se hizo realidad -frase prestada de Bohumil Hrabal y su magnífico Yo que he servido al rey de Inglaterra-, nos vamos nutriendo en la batalla diaria, soñando con relojes detenidos, penumbras, manos delimitando espaldas y nucas, poco que decir y mucho que sentir.
Mientras, el mundo gira ajeno a toda la marea de emociones que atraviesan el umbral de lo posible, y yo paso de puntillas por él repartiendo sonrisas a los que no me conocen, un pequeño tributo de agradecimiento por los seres maravillosos que sí se detienen en mí, mostrándome caminos ciertos.


lunes, 22 de noviembre de 2010

Inventario

Cuarenta años, setecientas películas, unas botas de motorista que me aprietan, el recuerdo de una perrita, dos mil fotos en una caja que nunca abro, unos poemas que me escribía una musa de principios de siglo, un saxo de guadua, una guitarra abandonada, siete libros del Che Guevara, dos pulseras que amo, muchas palabras pendientes, un hijo reparador de sueños, un ajedrez de madera de naranjo, el beso de Klimt, innumerables canciones, propensión al silencio, ningún tatuaje, mil motivos para no dejar de ser minoría absoluta, un amigo que se muere, manos finas, cien kilómetros diarios, Are you going with me de Metheny en la memoria, nombres a los que ya no puedo poner rostro, la discografía de Silvio, un pelo desordenado, algunas encrucijadas no resueltas, una camiseta del Atleti, vistas al parque, obsesión por la ortografía, cerveza en la nevera, vino para perdurar momentos y curiosidad por el devenir.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Extractos 2 (1989-1991)

Como al mar te quise,
azúl.
Tus ojos eran la ola y la espuma
y el mar mismo.
Te tuve un instante frente a mí,
y te quise como al mar,
pues eras tú.
Caminé por las aguas de tu sonrisa,
y te amé como sólo se ama una vez.
Pero no fue, me perdí buscando tus ojos,
y seguiste mirando al mar, impasible.
Como al mar te quise, amor.
Como al mar

**************

Cuando la flecha está en el arco,
tiene que partir.
Triste, silenciosa, anhelante.
Cuando la flecha surca el viento,
ha de distinguir.
Cuerpos, almas. Amores, pasiones.
Cuando la flecha se ha clavado,
debe recibir.
Miradas, palabras, labios que besan.
Cuando la flecha te arrancaste,
¡Ay!
Dolor, dolor, dolor

****************

Caminaré la noche otra vez,
buscando la senda perdida de tus labios,
la luz de tus pupilas, la pasión de amarte.
Volveré a naufragar en versos inútiles,
sabiendo que el dolor dura dos vidas,
una para perder y otra para olvidarte.
Seguiré derribando templos a corazón abierto,
ante el dolor gratuito que instalaste en mi pecho.
La indiferencia de tus palabras.
Y entonces sabré que nunca fuiste cierta.

***************

Mar de fondo, pero lejos.
Y esta ensoñación, deseo de sentirme dentro
de ti.
Huye alguien que sabe vivir y nunca medita.
Nada espera de las aves del alba.
Ah, pero tú, inerme y sudoroso,
entonarás su canto,
y la habitación mengua y asfixia.
No habrá más odio por bandera
que una noche de mayo y el calor
sin tu cuerpo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Extractos (1989-1991)

Qué fue de nosotros.
Dónde naufragamos.
Por qué nos tememos.

************

El odio se cierne como la tormenta.
Inesperado.
Breve.
Profundo.

***********

Te quiero, te odio, te amo, te deseo,
o tal vez sólo lo imagino.
El espejo miente, el reloj me mira.
Esta noche no habrá héroes.

************

Cómplices de una mentira.
Fantasmas de un pasado.
Culpables de un momento.
Enemigos de un silencio.
Buscadores de pasiones.
Conspiradores de amargura.
Rehénes del equívoco.
Cazadores de miradas.
Fabricantes de deseos.
Seguidores de la duda.
Propietarios de un dolor.
Distantes. Crueles.
Indiferentes. Cínicos.
Somos.

****************

viernes, 19 de noviembre de 2010

Boca en la tierra (Vetusta Morla)

Como ésta ha sido una noche rendida a la poesía de Vetusta Morla, ahí dejo una letra inquietante y de belleza sostenida, para que cada cual la haga suya en mil reflejos.

Nos dejaron las balas
y un enjambre de abejas
ése fue su tesoro y una noche oxidada.

Nos alzaron en brazos,
descubrimos planetas,
nos creímos tan fuertes como héroes de guerra.

Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura,
fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.

Ahora alumbras las horas
con guiños que se escapan,
cubriendo el recuerdo con bandejas de plata.

Y nos echamos tanto de menos,
que nos da por despegar
en avenidas de pegamento, clavados por las rodillas.

Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura,
fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.

La antena está abierta esperando una señal,
la señal que no llega a esta sala de espera, es una eternidad.
Y el tesoro perfecto lo cubrió la tormenta,
con aviones cruzándose en la noche más negra.

Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura,
fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Invier-no

Hace mucho tiempo escribí que hay inviernos a los que uno no debería asomarse. No puedo recordar la razón de una afirmación tan absoluta y determinante, si fue por la lluvia fría de un cielo en permanente gris, o por los ojos gélidos de una aprendiz de Gorgona, o quizás por una suerte atravesada. El caso es que tengo siempre la sensación de que noviembre es la avanzadilla de un cerco que anuncia la incipiente marejada del tiempo menos amable, y me da por refugiarme -más- en mí mismo, combinando la estrategia de hibernación del oso Yogui con un escorzo de avestrúz-cabeza-en tierra. 
Lo que empieza a preocuparme es que cada vez los inviernos parecen más largos, y con tanta letanía y contemplación, a veces me pierdo -me han dicho- pequeños rayos de sol que se filtran por efecto de vete tú a saber qué conjunción de planetas. Y ya lo he pensado, un día cualquiera de éstos me deshago de las zapatillas de no andar por casa, que están hechas unos zorros, y salgo afuera a estirar las piernas, aunque me salpique la lluvia, o me miren de manera diferente a como yo suelo mirar, convirtiéndome en más piedra, o deje mi suerte en otras manos.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Diario de la puerta de atrás (Las letras dormidas 3)

Te había conocido miles de vidas antes, en una de aquellas fiestas del aquelarre del piso franco de Santa Ana, como a bien teníamos en llamarlo sus habitantes. Aquellas paredes desconchadas e imprecisas retenían en sus manchas todo el peso de la angustia de nuestras existencias jóvenes, toda la desilusión y también la magia de los momentos compartidos. Veinte años después, sigo teniendo grabado en mi memoria el 2662047, número salvador de los sábados que alimentaban mi soledad descreída. Camisa blanca y pantalón negro, calcetines casi siempre blancos, como descubrí para mi horror años más tarde, colonia barata y mil pesetas por cabeza para alimentar el ánsia de nuestras gargantas, que tragaban cerveza, vino o cualquier otra cosa que tuviera una graduación considerable, con el fin de mantener el equilibrio entre las mentes vivas y los cuerpos, éstos últimos cada vez más pesados y abandonados de su disciplina de seducción gestual.
Aquellas reuniones, en las que se ponían en entredicho la filosofía, la ideología, el amor, la guerra, solían durar unas doce horas para oprobio de los vecinos, que reclamaban su decencia y su vida ordenada frente a cualquier intrusismo o agitación. Claro, cómo iban a comprender que no puedes estar bebiendo durante toda la tarde y quedarte sentado cuando suena "Fiesta", de The Pogues..Las iras, generalmente, eran aplacadas por el más sobrio de nosotros, y debo decir que casi nunca era yo, feliz en mi reciente descubrimiento de los efluvios etílicos y posteriores derivaciones hacia la euforia, el desparpajo con las mujeres que no me interesaban y todo aquello que se abría ante mí sin pedir cuentas a cambio.
Te miré apenas en la puerta -aún sin los ojos del cazador que vela a su presa-, pequeña y bien dispuesta, celebrando el cuello de botella que asomaba de tu enorme bolso de piel. Y luego no sé, un gesto, un instante que te cambia la percepción y los sentidos, inexplicable pero cierto, y ya no pude dejar de buscar tus ojos entre el humo y la penumbra del lugar. Enseguida quise reconocerte como algo cercano y propicio a mi suerte, auque los queridos compañeros poco podían decirme, salvo ambiguas señas que te relacionaban con la amiga de tal o cual muchacha de la fiesta.
-Gente, esta es Ella y trae una botella de Cacique -Dijo Luis, con su habitual maestría para provocar desconcierto entre quiénes no le conocían.
-Ella -repetí mentalmente-, quién triunfara sobre tu nombre...

De hombres y panes

Rescato una noticia que salió hace algún tiempo en los medios, a medio camino entre la anécdota y el chascarrillo. Aunque no tiene ni gracia. Trataba de una persona que había sido condenada a permanecer dos años en prisión por el robo de...una barra de pan. Me acordé repentinamente, porque hoy, a la salida de mi trabajo en un barrio donde, como diría el entrañable Guevara, se dan todas las jodidas condiciones para levantarse en armas y plantar la semilla revolucionaria, un hombre pequeño y curtido de calle y de noche al ras se acercó a mí y me pidió algo de pan para comer.
El hambre es subversiva, cualquier estado que se vanaglorie de serlo siempre sanciona a los hambrientos con la invisibilización. Una simple barra de pan puede ser la chispa de la rebelión, puede llevar a las masas moribundas por inanición a las mismas puertas de la Zarzuela, paradigma del festín absolutista y absoluto. Por eso no se está castigando al mendigo con esa pena de dos años, sino a toda una conciencia dormida que podría despertar y poner fin a los crímenes de la mafia mercantilista del llamado “mundo libre”.
Y qué decir del pobre hombre, ya se sabe, mata a una persona y te dirán “asesino”, mata a un millón y te llamarán “conquistador”. Pobre cabeza de turco, la maquinaria de la manipulación informativa no perderá la ocasión de tejer la trama que nos destripará la vida y obras de Francois -que así se llama el desdichado, como si de un personaje de Victor Hugo y su magnífica Les miserables se tratara-, nos dirán que era un tipo violento, maltratador, casi un psicópata que no dudaría en desmembrar una barra de pan con un cuchillo de quince centímetros tan sólo para saciar su hambre; y todo ello para desviar nuestra atención de esos turbios despachos municipales de nuestra geografía española, donde todo se compra y se vende y las manos políticas se manchan con dinero sudado de los obreros.
Podemos dormir tranquilos, la justicia una vez más nos protege de esos muertos de hambre para que todo siga igual, paraíso terrenal consagrado que descansa sobre los cimientos bien firmes de una democracia a medida de los buenos.

martes, 16 de noviembre de 2010

Carta de un becario (Nunca mais)

Parece que ha pasado mucho tiempo, pero yo también fui becario por necesidad, concretamente Mediador Intercultural -eso me dijeron- en un Centro de Educación Secundaria Obligatoria, una curiosa experiencia que me hizo llegar a la conclusión de que la realidad, en su variante más puñetera, puede llegar a superar a la ficción.
Aquí transcribo una de las cartas en las que justificaba mi trabajo a mis superiores.

Hola chicos, siempre es un placer comunicar con vosotros, aunque sea para rendir cuentas.
Con respecto a las intervenciones, "la vida es así, no la he elegido yo..." Quiero decir que es la coordinadora la que marca la pauta y yo ni pincho ni corto. He intervenido en horas de tutorías y sobre todo de ACE (asignatura alternativa a la Santa Madre Iglesia), y quitando una primera intervención con un 1º de la eso (angelitos...), todo han sido actividades relacionadas con el día de la mujer trabajadora.
El resto de las horas me las paso escondiéndome de mi coordinadora para que no me mande más marrones, je, je. Es broma. Veréis que he dedicado mogollón de horas a la actividad que íbamos a presentar en el encuentro de secundaria y que finalmente el profesorado huelguista se ha cargado al suspender todas las actividades extraescolares. Eso por un lado. Por otro, también ha habido que echar horas preparando la programación para el día de Canarias, que más bien parece el año de Canarias, pues la coordinadora quiere que intervengamos en todos los primeros, segundos y terceros de la Eso con una media de dos intervenciones por clase, con "variadas y entretenidas" actividades para el alumnado. Os diré que estas intervenciones han comenzado el 31 de marzo y acaban a primeros de junio, en horario de tutorias, y junto a otra actividad sobre el sexismo en los videojuegos para los 1º y 2º en horario de ACE, esas van a ser todas nuestras apariciones estelares por las clases. Toma interculturalidad. De todas las actividades que se habían preparado en ese campo, pues si alguno va a pintar su casa me las pedís, para cubrir los rodapiés y que no se os manchen de pintura. Así es el Amurga.
En cuanto a colaboraciones con el profesorado para actividades que no se llevan al aula, si se han realizado bastantes relacionadas con algunos proyectos que hay en el centro, y que tampoco tienen que ver con interculturalidad. Yo ayer sin ir más lejos estuve poniendo sellos y haciendo un listado de libros que los chiquillos van a poder usar en las innumerables horas libres de las que disponen por el absentismo galopante del profesorado. Y Yurena hoy estuvo recorriendo el instituto como alma en pena buscando las aulas de 1º, 2º y 3º que tenían armario con candado y preguntando a toda la peña a ver quién tenía las puñeteras llaves. La finalidad aún no la conocemos, no sabemos si es la novatada que les hacen a los becarios nuevos aquí o es una prueba de resistencia física y mental. Estas son algunas de las órdenes directas de nuestra coordinadora, todo muy intercultural. Mola el Amurga...
Con respecto al apoyo curricular, se trata de "materias generales que puedo tocar arbitrariamente según las necesidades de cada día" -yo no lo habría expresado mejor, por algo sois coordinadores-, aunque la materia reina es sobre todo Lengua, ahí es donde la peñita se traba más.
En fin, espero haber resuelto vuestras dudas que seguro no os dejaban dormir y ahora todos podamos descansar en paz. Disculpad el tono socarrón de mis palabras, os aseguro que antes de tomarme la cuarta cerveza yo era un muchacho formal y comprometido con la moral y las buenas costumbres de nuestra sociedad.

Diario de la puerta de atrás (Las letras dormidas 2)

Me despertó la resaca mucho antes del amanecer, maniatado en la certeza física de la sed y el dolor de cabeza. El rostro amable y compasivo de la juerga previa se parodiaba ahora en su lado más oscuro, a modo de penitencia. Ese estado apocalíptico me había distinguido con su apremiante parábola de horror y negación en las últimas semanas aunque, inevitable y premeditadamente, yo había buscado su abrazo una y otra vez. ¿Cómo decirte, si no, todo lo que ya nunca sabrías por mi boca? Las certeras palabras mil veces escritas, las que no supiste escuchar, el papel doblado en tu mano pequeña y el postergamiento que no sacia. De nuevo me apercibí, una vez más en mi vida, de ser un coleccionista de escenas dantescas al límite del paroxismo más selecto y educado. Tú me lo habías dicho meses antes de negarte y disponer, parece que tienes miedo de asaltar al amor, no haces más que recrearte en ello, pero nunca alargas la mano para tocar lo que tanto ansías.
Me levanté de la cama inesperadamente lúcido y lleno de energía, a pesar del malestar físico que se iría difuminando en las horas posteriores como cubitos de hielo en un mar de alcohol. Al fin y al cabo, ése era el papel que siempre me había tocado jugar contigo. Lo primero, algo de música. Deseché las amargas razones de El Último de la fila por impropias del momento, apostando por las finas cuchilladas de Silvio Rodríguez, ...ojalá nunca sepas cuánto amaba, descubrirte los trillos de la entrega, y el secreto esplendor con que esperaba tu reclamo de amor, que ya no llega… Ya en la ducha y con la aspirina salvadora deshaciéndose en mi estómago, me sentí muy relajado,  dejándome llevar en volandas por la agradable sensación del agua tibia sobre mi cuerpo, ahora sólo me queda buscarme de amante la respiración, no mirar a los mapas, seguir en mí mismo, no andar ciertas calles, olvidar que fue mío una vez cierto libro… Y de ahí al abismo de la cotidianeidad más absoluta, al rescatar mi imagen ojerosa y patética en el espejo del baño. Me vestí ya en silencio, sin el entusiasmo desinhibidor previo que ya comenzaba a molestarme por mezquino, esa manifiesta frivolidad o relativismo, cuando hacía apenas unas horas que había perdido a Ella y a mi propia autoestima en el envite.
…ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo…
…ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta…
…ojalá que el deseo se vaya tras de ti…

Adicción

Siempre he sido adicto a las fechas donde pasaba algo, y más aún a aquellas en que no pasaba nada. Hoy me acuerdo, por ejemplo, de un dieciséis de noviembre de hace 21 años, y de una lluvia, de un vagón de metro, de una punzada fina con tintes de big-bang y de un despertar a los suburbios de adentro. Tengo que hacer auténticos esfuerzos para recordar rostros, nombres, pero los días y las horas siempre se me quedan grabados de manera permanente en la carpeta más oculta de mi memoria.
Tengo de todo, dieciséis de noviembre, y también uno, cinco y once, y dieciséis de diciembre, y uno de enero, y veintiséis de mayo y doce se septiembre…y me la paso celebrando aniversarios ocultos, casi siempre solo porque de manera recurrente todas esas fechas son patrimonio de fantasmas, o como mucho espejismos sobrevenidos.
Aunque la agenda va cargadita siempre espero que siga creciendo, porque no nos vamos a engañar, la vida de las cavernas es muy cómoda, pero estoy un poco cansado de ver siempre las mismas sombras.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Las cuentas pendientes

Ya ha pasado algo de tiempo, pero no en el olvido. Estuve tejiendo atardeceres sencillos y madrugadas en flor de piel, mecido en el suave arrullo del silencio de la gran noche latinoamericana. Y a veces la soledad es turbia, me siento frente a los abismos de un acantilado múltiple y me detengo en rostros, calles, silencios de una vida anterior que pesa y me distrae en la tarea de ser quien soy y encontrar mi sitio en este pequeño universo.
Echo de menos sentarme contigo y dejar que la noche cuente las horas por nosotros, el denso sabor del Habana 7´en nuestras bocas cómplices, la fragmentación de la amargura en nuestras soledades compartidas por el tiempo que quiso que nos encontráramos una mañana de noviembre de 1988. ¿Te acuerdas? Recién estrenada nuestra condición de universitarios, sin saber apenas nada del mundo y de la vida, pero ansiosos de conocer y de las verdades como puños que marcarían nuestra conciencia para el resto del viaje.
Tú lo decías bien, "la vida es despedirse", pero nunca pensé que hablabas también de nosotros, porque la vida no distingue ni se detiene y a la melancolía sólo se la evita moviéndose sin tregua y dejando la memoria adormecida.
Algún día nos volveremos a encontrar, a compartir el silencio que tanto decía de nosotros, y descubriremos que los años de la luz no fueron en vano, a pesar de la oscuridad que hoy reina más allá de mi nostalgia.

Diario de la puerta de atrás (Las letras dormidas 1)

Te amé con más fuerza que maña, no como los otros. Sí, siempre había otros. Siempre siendo tres, o si lo prefieres, dos contra uno. Ninguno lo podía saber, cómo estábamos abocados a entendernos aun en nuestro desencuentro perpétuo, la fatalidad de la amable cordialidad. ¿He besado yo tus labios? Dímelo tú, ni los labios ni el pequeño cuerpo me arrastraron en la caída, jamás rodamos mojados y tensos por playas ni he visto morir el fuego de invierno abrazado a tu regazo.
Vanidad de vanidades, con todo mis amigos ya sabían de ti y de mí, pero nunca juntos...
-Creo que deberías irte -murmuraste apenas, rompiendo el débil hilo que habíamos tejido al amparo del cálido sabor del ron añejo y el recogimiento.
Sin saber muy bien cómo, me encontré en el descansillo, bajando las escaleras pesadamente, con el lastre de la ruidosa despedida que habías precipitado sobre mí. Y de nuevo la soledad de un portal, el frío, la desierta calle. Apenas un atisbo del regreso insospechado porque nunca nada es lo que parece. Por un instante delimité las letras de tu nombre, y de seguido eché a andar, sopesando el tiempo del regreso y la llegada del sueño. Aun sabiendo que tú aparecerías, inmombrable, mucho antes del amanecer para quedarte y derruir mis defensas.
Caminé deprisa, sin demorar por más tiempo el desenlace. El asfalto me recibió con un manto de humedad, casi hostil, como si no me hubiera confundido en sus calles en tantas tardes de esperanza y noches de vuelta con la miel de la decepción en los labios. Maldito invierno, maldita ciudad. Las luces, los nombres de las plazas, todo se me antojaba extraño y enorme. Mi gabardina negra me protegía de esa mirada del otro, como siempre inquisidora, juzgando según mis pasos o la mirada retadora, la peligrosidad de mi presencia, o incluso mi potencialidad como víctima propicia. -¿Tienes fuego? -me preguntó el chorizo barato a la entrada del Metro de Quevedo. -Lo siento, no fumo -respondí sin detenerme ni mirar atrás, sintiéndome estúpido por disculparme ante un individuo que probablemente me odiara casi tanto como yo a él. Descendí a los abismos afligido, reconociendo en el silencio su mirada de desprecio clavándose en mi espalda.