…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

sábado, 26 de noviembre de 2011

Cicatrices

Me dijo, traza un mapa del deseo, mostrándome las aristas  
de su cuerpo desnudo, y yo, que siempre hice de la vehemencia
razón para delimitar belleza, me detuve en la cicatriz de su vientre,
que marcaba un rastro firme al edén de su entrepierna.
Nunca supe por qué elegí ese trozo de piel imperfecta, breve y rotunda,
frente al paisaje de carne tersa que mi amante me entregaba.
Acaso era el delirio de un sueño en ciernes en el bucle de mi sed,
o la imperfección de mi amor descubierto al fin demasiado tarde.
Pero aquél día comprendí que lo más hermoso suele ser lo que menos amamos,
y que el último vestigio de una entrega cierta son las cicatrices.









jueves, 3 de noviembre de 2011

Isla

Hace siete años que llegué a Ítaca,
huyendo de un fracaso remoto y de mí mismo.
No hubo tormenta, todo estaba arrasado desde que olvidé mi nombre,
el sol ocultaba lo que no quise ver entonces,
un cuerpo delgado y ojeroso que huía del otoño,
arribando a una tierra nunca prometida.
Así, abrazado al exilio, trascurrió todo lo que había de ser, sin más norte
que el hijo amado, el amor en zozobra y una ventana al mar,
desde la que sumaba horas de quietud y vana gloria.
Rey sin trono en castillo de naipes, muerto de soledad
y de noche yerma.