Quiero
volver a dibujar ese momento,
la noche
extendida a nuestros pies
y tus
senos alzados y tersos sobre mi cuerpo
ocupándolo
todo, devorando oscuridad.
Me
acostumbro a este olor nuevo que dejas
en mi
piel y en las cosas que amo y me poseen,
inventario
de canciones, cuadernos y mañanas de sol.
He
añadido a mis tesoros tu labio inferior
y esa
mirada ferozmente tierna que devuelven
los
espejos a tu paso, mudos y heridos
de
belleza inalcanzable vislumbrada un instante.
En esta
orilla desembarco al fin, sin zozobra
ni
deriva, para sembrar tu espalda de besos
y dejar
libres los sentidos, abriéndome camino
en el
insondable y eterno tránsito del amor.