…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

viernes, 18 de enero de 2013

Cuatro y veintitrés, A.M.


El insomnio de las cuatro y veintitrés acerca tu piel tersa
a mis sentidos, hace frío y doy gracias a las horas
robadas de la noche en el cauce del deseo.
Una cama puede ser un continente o la patria
cuando se ama. Una barricada para dejarse la vida
a besos, el festín de los amantes.
Es bueno que no estés, y aun así reconocerte
en el tiempo de caricias sobre todas las cosas,
habitando salones antes desiertos y acordes sostenidos
en este sol mayor de tu mirada.
Tendida estás amor, y eres lecho y refugio
en el sueño que por fin me acoge. 

No hay comentarios: