…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

sábado, 26 de noviembre de 2011

Cicatrices

Me dijo, traza un mapa del deseo, mostrándome las aristas  
de su cuerpo desnudo, y yo, que siempre hice de la vehemencia
razón para delimitar belleza, me detuve en la cicatriz de su vientre,
que marcaba un rastro firme al edén de su entrepierna.
Nunca supe por qué elegí ese trozo de piel imperfecta, breve y rotunda,
frente al paisaje de carne tersa que mi amante me entregaba.
Acaso era el delirio de un sueño en ciernes en el bucle de mi sed,
o la imperfección de mi amor descubierto al fin demasiado tarde.
Pero aquél día comprendí que lo más hermoso suele ser lo que menos amamos,
y que el último vestigio de una entrega cierta son las cicatrices.









1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó, enhorabuena.