…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

viernes, 31 de agosto de 2012

Afuera, adentro


Afuera, 
la lluvia dura, violenta, desatada.
Una solemne oscuridad amiga de sombras.
Viento afilado e impreciso, sin rumbo.
Un mar intuido de crestas plateadas.
Tu esfinge mortificada en el beso de salitre. 
Aves imaginarias de la noche.
Adentro,
El tic tac incisivo de un reloj de piedra.
Un dulce licor fermentado en la espera.
La respiración ensoñadora de un niño.
La música en vinilo del fluído rosa.
Un disparate de horas robadas al sueño.
Una luz interrogante.
Afuera, adentro y los momentos,
eso fuimos, instantes en un tiempo
de deseo que nunca acabaría,
solía decirte sin palabras al merodear
tu cuerpo, mientras tú ensayabas un adiós
presentido en cada poro de la piel que amaba.

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