…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

viernes, 7 de octubre de 2011

Diatriba de las horas

Me he dado cuenta de que vivo en esos días difíciles 
en los que nada espero de afuera,
si acaso la destrucción masiva que me salve,
condenando al olvido mi nombre y su memoria.
Ya no habito este cuerpo que se esconde en un sofá 
cada turbia mañana,
en el mejor de los casos lector ocioso y empedernido,
otras veces sombra agazapada e inerme, hacedor de sueños
de vértigo, mientras partículas de polvo trascurren a la deriva
del tiempo, casi compañeras en el silencio perfecto de las horas.
Sí, ya estoy fuera de aquí, proyecté mis deseos en la inexistencia
y comprendo el valor de la moneda que cobraba Caronte
a las almas que cruzaban el Estigia, camino de la aflicción:
siempre fue mejor saber que esperar, la certeza de la flecha
a la incertidumbre del veneno lento.
Ahora guío en sueños a mis asesinos hacia nuestra muerte,
y el bufón dormido ya no quiere ser tu rey.

1 comentario:

NOTAS A PIE DE BLOG dijo...

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