…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

viernes, 6 de enero de 2012

Raíces

Duermen los niños. Sus ilusiones vencidas por el sueño frágil,
a la espera de un amanecer envuelto en celofán y deseos.
Mi hijo duerme también, en algún lugar tras el mar,
su corazón pequeño, agitado y poderoso.
La soledad se siente más turbia a miles de kilómetros de ti,
guerrero indómito de tu propia fábula.
No hay espacio que no llene este silencio en que no estás,
ni espera que lo apacigüe.
Corre, vuela, mestizo de alma transparente,
abraza la tierra fértil que un día germinó en ti.
Niño de viento y luz, dos mundos te contemplan
y creces a la vera de ambos, sorbiendo a tragos la vida
que te espera.

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