…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

domingo, 12 de febrero de 2012

Enigma

Nunca te fuiste,
aunque ya no estés.
No hay ciudades definitivas,
como cantaba el poeta.
Detrás de este silencio, espeso
como un vaso de ginebra,
existe un mar y una noche
que no acaban,
y los versos carcomidos
de un epílogo viejo.
Su reflejo desgastado al filo
de una mirada.
Tú querías sentir,
y yo sentía que quería.
Así suceden las cosas,
y todo lo demás es invención
del alma,
un tributo a la soledad encubierta
de las horas más lentas.
No, nunca te fuiste,
y busco en mi memoria las palabras
que resuelvan el enigma.

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