es su prisión,
crucificado en el abrazo del silencio
es condenado a la soledad.
Por eso tiene la cabeza llena de pájaros,
y sueña con plagas de langostas
que lo liberen de tanta ruina,
cubriendo de fuego la tierra
que sólo satisface al amo.
Entonces y sólo entonces,
cuando no haya rastro
de esbirros contra hombres
y el fruto se reinvente en semilla
de futuro,
el ser de espiga y paja será libre.
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