…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Rastros


Hay un teléfono que no sonará esta tarde,

y yo no puedo apartarme de él.

Hay un silencio póstumo, una niebla triste,

unos ojos cansados de no verte.

Hay un secreto a voces que me consume,

unas manos heridas, una ciudad muerta

y el lastre de las horas en que no estás.

Hay sombras que invitan a gloriosas disensiones

con paredes blancas. Hay resaca de recuerdos

y delirio intruso de un tiempo de estallido y final.

Hay un nombre tatuado en mis labios,

una piel no amada lo suficiente,

estrépito de una risa descompuesta y fértil.

Hay certeras palabras de deseo sepultadas

en la memoria de un ordenador.

Esta soledad a degüello, este inventario

con sabor a deserción es lo que dejaste,

mujer olvidadiza y desprendida,

y el lamento de viva voz que no se apaga.

Rastros que me cercan en cualquier rincón,

condenándome al asedio y a las cicatrices.

No hay comentarios: