…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

domingo, 18 de noviembre de 2012

Dilema de tu nombre


Me aprendí tu cuerpo de memoria, mientras dormías,
horas lentas para conservar tu imagen, aquí un ombligo,
allá unos hombros, una cicatriz, ese lunar.
Nocturno y alevoso recorrí  tu piel, describí trayectorias
en tu vientre y un camino de regreso,
por si el amanecer traía la lluvia.
Ahora observo este lado derecho de la cama,
tan vacío y desolado,
inédito como el arma sustraída del escenario de un crimen.
Y si no fuera por la persistencia del deseo,
se diría que nunca estuviste aquí.
Te has convertido en la lentitud de las nubes,
me conmueve recordar la ternura de tu abrazo
y tus sentidos sucumbiendo al mar de caricias de mi boca.
Ese es el dilema que acompaña a tu nombre,
no se puede amar tanto un pasado entre las sombras
y aguardar recompensa por el tiempo estoico de la espera.
Un fantasma de humedad recorre este archipiélago de dudas,
y el otoño avanza hacia la nostalgia definitiva.





No hay comentarios: