Será que esta
lluvia intermitente no ceja en su afán
de
recordar que somos invierno. Será que la luz mínima
de la
habitación dibuja tu sombra definida o la belleza extraña
del
desorden del amor. Será que cayeron meteoritos
y yo
miraba al mar de noche en un viernes de calma, mientras
otros
rezaban por sus vidas. Será que temblé de frío y tristeza
ante una
ventana, y nadie más que tú podía rescatarme de la pesadilla
para
transformarla en sueño. Será que este día se perdió
en el espacio
interminable de tu ausencia y ningún mago o profeta
te pudo
traer de vuelta cuando más te necesitaba.
Será que
el noticiero habló de mí como un número más
de muchos
que eran hombres y ahora son fantasmas.
Será que
mis manos se quedaron con el molde de tu cuerpo
y no
comprenden otro tacto que no sea el tuyo. Será la muerte,
que
siempre camina a mi lado, para advertir de la insignificancia
de mi
nombre. Serán las despedidas sin besos en la boca, o la soledad de
una autopista
de vuelta a mi casa vacía, o este pelo desordenado por el viento.
Por eso,
mientras todo sucede, sólo soy lo que ves, un tipo
y sus
circunstancias, a veces acorralado y herido, y en ocasiones brillante
y
embaucador, que se distingue del resto de individuos
por ser
el que te ama hasta donde no llegan las palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario