sin tu
cuerpo, y vuelvo a rastrear el insomnio en
espejos
que devuelven lo poco que les doy.
Qué
tiempo ha pasado entre nosotros,
si aún
creo oler tu piel en mi almohada,
cuántas
lunas heridas debo contar hasta el alba.
Bajo una
luz tenue, el reloj desgrana en silencio
la
infinidad de horas, todos mis pensamientos
se
vierten en ti, y no sé qué océano cruzar
esta
noche para que te sientas mía.
Sólo tú
has besado mis ojos en su visión más triste,
conoces
la frontera en que me juego la vida
y nuestras
voces han hablado al abrigo de caricias.
Ha de amanecer,
iré a buscarte con mi mejor sonrisa
y no te
contaré sino que todo fue un mal sueño,
que
alargué mi mano y era yo quien seguía
aferrado
a tu cintura, extrañamente feliz.
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