…La noche más larga se fue adentrando en mí con la precisión de un bisturí de cirujano, e irremediablemente, el latigazo de la memoria ahuyentó al fin todo el pesar, para transformarse en escenario de palabras. No esperaba la redención con ellas, ni tampoco un marasmo de certezas añadidas a lo que ya sabía. Tan sólo dejaría que se hiciesen dueñas de cada momento, entregado a la necesaria ocurrencia de que habría de amanecer…

jueves, 28 de marzo de 2013

Abrazo


Primavera en tu piel y cerco de besos en las horas 
sin sueño, me convierto a la fe ciega
de los que son felices en secreto,
posados labios en las comisuras de la perfección.
Deberías ser un icono publicitario, cien mil
almas que nos salven o el amor de los cuentos,
para que no dejes de mirarme y me recuerdes
temblando ante la gravedad de tus caderas,
y nunca tenga que escribir que te tuve
en ninguna forma pretérita o imperfecta.
Petrificar entonces tu sonrisa, y ser sólo tuyo
hasta los ochenta años, edad en que suelen
morir los poetas que gastaron su fuerza
en la búsqueda de la palabra absoluta,
cuando las cosas eran más sencillas, tan fácil como decir,
una mujer siempre regresa y yo la espero en su puerta,
y toda la verdad del mundo se resume en la curvatura
de su espalda a merced de mi abrazo.  

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